domingo, 27 de septiembre de 2009

LA AUTOBIOGRAFÍA SEGÚN JOSÉ ANTONIO ARZE

La autobiografía se ha convertido en un ejercicio espiritual que pocas veces registra la conciencia del cuerpo. José Antonio Arze formuló un método materialista dialéctico de la autobiografía que tiene su encanto porque se inicia precisamente con la conciencia del cuerpo y luego examina el desarrollo de las facultades mentales en interacción con la sociedad y la naturaleza. Reconocí una huella de ese método en algunos apuntes que dejó don Franklin Anaya Arze, primo de José Antonio, pedagogo, arquitecto, urbanista, fundador del Instituto Eduardo Laredo. Él consignaba, por ejemplo, su estatura, su peso, su complexión física y un registro de sus males declarados y en ciernes.

En esa vena, para mí ha debido ser traumática la conciencia de mi cuerpo, después de haber sobrevivido a semejante nacimiento. No es chairo enfrentarse a la muerte en un kickboxing sin límite de rounds en el minuto más desvalido de tu existencia y sobrevivir para contarlo.

Dicen que salí maltrecho por los fórceps que procuraron arrancarme de mi madre así fuera a pedazos para salvarla a ella. Me habían dejado una tremenda herida en la zona posterior izquierda del cuello y algunos relieves en el cráneo que se notarían más si me rapara el cabello. El proceso me había ocasionado una hinchazón en la cabeza que me hacía parecer una tremenda calabaza con seudópodos. Mi madre no tenía empacho en contarme cómo me observaba mi hermano Enrique y le decía: Mami, que se muriera este monstruito… Algo de entonces debió sobrevivir en mí cuando llegué a la pubertad y se inició la lucha por encontrar pareja, pues guardo recuerdos no siempre gratos de esa época.

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