lunes, 28 de septiembre de 2009

MIS TÍOS MAYORES




César y Julio Barrón. El primero era hijo de Ezequiel; el segundo, de Ezequiel y Conchita, el hermano mayor de mi madre. César tuvo a Augusto y de él vienen los Barrón Rondón, entre ellos Gonzalo Barrón, mártir de la calle Harrington.
Mi abuela Concha tenía una presencia extremadamente importante en la familia, a tal punto que la casa de la otra orilla del río siempre estuvo llena mientras ella vivió; luego, como se dice, muerto el perro se acabaron las pulgas, no volvió a visitarnos ningún pariente. Era una mujer bella, magnética y autoritaria, decidora y graciosa. Todavía recuerdo algunas de sus admoniciones: Quien come queso sin lavar, come mierda sin asquear. Akamikuj alqotaqa, bizcochuelo le hace daño. Los castillos se derrumban y los muladares se levantan. Su nombre era Concepción Block Zambrana. Era hija de Charles Block Levy, un alsaciano que fundó el Bazar Alsaciano y dejó numerosa descendencia. Por Zambrana era hija de Natalia Zambrana Ruilova, probablemente pariente de los Ruilova de Tarija, pero eso sí prima del presidente Daniel Salamanca. Mi madre recordaba que alguna vez vivieron en Viacha, y que el tren Cochabamba-La Paz se detenía allí, llevando el vagón presidencial, y Salamanca aprovechaba para saludar a su prima y dejarle unos pesos, que la abuela Concha cisaba cumplidamente. Mi madre siempre me dijo que los restos de la bisabuela Natalia estaban en la tumba de Daniel Salamanca, pero un miembro de esa familia me dijo alguna vez: He averiguado las cosas y, para tu tranquilidad y la mía, no somos parientes. ¡Qué me habría querido decir!
La abuela Natalia tuvo varias hermanas, por eso tengo parientes muy cercanos de los apellidos más lejanos, como los Dehne de Oruro, hijos del coronel alemán Alexander Dehne, quien conoció a su esposa, Josefina Zambrana, en casa de la hermana mayor, mi bisabuela Natalia. Asimismo Guadalupe Quiroga, la tía Guadalupe, que tuvo al menos dos hijos muy allegados, el tío Hipólito y la tía Sofía Aguila. Hipólito fue chofer de Hans Kundt. Era un hombre alto y corpulento, de ojos celestes. Mi madre decía que la abuela Natalia tenía ese color de ojos y creo recordar que mi abuela Concha también los tenía claros. Nosotros, cafecitos nomás.
La historia de mi abuela Concha sí que fue dura y dramática. Dicen que un tiempo vivió en casa de la tía Constanza, en pleno Prado de Cochabamba, muy cerca de donde hoy es el edificio de Comteco. A sus 14 años salía a pasear por el Prado de entonces, que se llamaba La Alameda, montada en potra de nácar, y tenía tanta prestancia que le decían La Zamba Concha. Así la conoció el coronel Ezequiel Barrón de Zaballa, quien había sido hombre de confianza del presidente José Manuel Pando, a tal punto que lo acompañó en la batalla del Segundo Crucero, que definió la hegemonía de La Paz y el traslado de la sede del gobierno a esa ciudad en 1899. Allí el coronel Barrón recibió una herida en el pulmón. Total, que nada más vio a la Zamba Concha y al parecer se la robó y se fue a Oruro. Por ese entonces llegó a Oruro el coronel alemán Alexander Dehne, quien ha dejado varios libros copiadores de cartas por las cuales sé esta historia. En una de ellas cuenta que llegó como asesor de artillería para el uso de las baterías Krupp que había comprado Pando para la guerra del Pacífico, que fue recibido en el puerto de Ilo por el capitán Ismael Montes, quien sería presidente de la república después de Pando, y que de inmediato combatió en la batalla del Alto de la Alianza, donde cayó prisionero junto al coronel Eliodoro Camacho, y fueron trasladados a San Bernardo, por entonces una población aledaña a Santiago de Chile. Sus camaradas prusianos eran asesores del ejército chileno y hallaron el modo de convocarlo al ejército de ese país para salvarlo del cautiverio. Pero Alexander Dehne era un militar de honor y como había sido convocado por el ejército boliviano, al cual servía, prefirió permanecer dos años en cautiverio, hasta que fue puesto en libertad tras el armisticio firmado en 1881.
No bien llegó al país, el presidente Narciso Campero lo nombró comandante o jefe del Primer Cuerpo de Artillería, creo que con sede en Viacha. Cierta vez hallé en el Archivo Nacional de Sucre un folleto de enseñanza de la artillería de su autoría. Así sirvió en el ejército hasta la malhadada Revolución Federal, en la cual tuvo que defender al gobierno de entonces en las filas del Ejército Constitucional, que resultaron perdidosas. Severo Fernández Alonso, el último presidente conservador, fue depuesto del gobierno y sustituido por Pando; y Alexander Dehne fue dado de baja del ejército. Seguramente no tenía ahorros y se resistía a volver derrotado a su patria. Entonces se anotició de que su camarada Ezequiel Barrón de Zaballa, quien seguramente combatió también en la guerra del Pacífico, vivía en Oruro, y se fue a verlo. Allí conoció a la hermana menor de mi bisabuela Natalia, la tía Josefina, con quien tuvo tres hijos: Antonio, Matilde y Enriqueta, que son el tronco de todos los Dehne de Bolivia. En el norte de Alemania hay un Dehne también militar y hermano de Alexander, a quien se le ha dedicado un busto y una plazuela. La familia tiene contacto con los parientes de Alemania.
Otras cartas del libro copiador de Dehne, escritas en Alantaña y Llallagua, donde trabajó de agrimensor, se extrañan del silencio de su amigo Ezequiel Barrón, que no le contestaba sus cartas. Y luego hay una, dirigida a mi abuela Concha, en la cual lamenta la muerte de su marido Ezequiel Barrón.
Según me contó mi madre, Ezequiel tenía una hija que debió ser de temperamento fuerte, a tal punto que cierta vez le arrojó con una jarra que le dio a Ezequiel en la espalda y le abrió la herida en el pulmón, recuerdo de la batalla del Segundo Crucero. No se repuso más y dejó a la abuela Concha con dos hijos: Julio, militar, y Rafael, policía. Ezequiel tenía un hijo anterior, de nombre César, quien era mayor que la abuela Concha pero le decía mamá. De él desciende Gonzalo Barrón, el compañero asesinado en la calle Harrington cuando la dictadura de García Meza. Era hijo de Augusto, hijo de César, quien también era militar.

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