lunes, 28 de septiembre de 2009

EL TÍO LALO

El tío Lalo había sido Tesorero General de la Nación en el régimen de Villarroel y tuvo que asilarse por su apellido Monroy Block. Monroy Block entonces era como una sigla. Al tío no le decían por su nombre, sino por sus dos apellidos. Muchos años después, me encontré con el viejo dirigente sindical Juan Lechín Oquendo en El Prado, de La Paz, y lo acompañé en su paseo diario. Nos quejábamos de la situación de la COB y de la Federación de Mineros, dos organismos que él había dirigido desde su fundación, y entonces le dije: Es que ya no hay Lechines. Se paró en seco y me contestó: Ni Monroy Block.
El tío Lalo se casó cuando todavía estaba asilado en la embajada del Paraguay, con Lolita Mealla, la tía Lola, una de las tías más cariñosas que haya conocido, y eso que tuve suerte. Lolita era tarijeña. Durante el exilio que duró un sexenio, el tío Lalo aprendió a tocar bandoneón, y luego de la revolución del 52 retornó al país hecho un compadrito. Conservo un hermoso retrato de él, muy elegante, con el cabello lamido, el bigote recortado y una mirada profundamente oscura pero llena de sentimiento. La abuela Concha le decía Ojoroco, que era algo así como Ojosito.
Ya podemos imaginar la conmoción que causó al regresar con esa pinta y tocando el bandoneón. Cómo sería el impacto en las mujeres de ese tiempo, pues el tango era más famoso que el rock en estos días, que la tía Lola le prohibió volver a tocar el bandoneón, y ahí acabó la historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario